sábado, 20 de diciembre de 2014

✩ Regreso con "sentimientos encontrados"

Una descripción adecuada para mi regreso a casa sería "sentimientos encontrados". La emoción de ver a tus seres queridos, la ansiedad de saber cómo va a estar y ser todo a tu regreso, la tranquilidad de la estabilidad, el miedo por los cambios, el miedo por lo que no ha cambiado mientras que tu si has cambiado, la alegría de volver a tus antiguos proyectos y ver a tus amigos!!. Pensar en la comodidad de tu cama, en los abrazos, en la comida después de tanto movimiento es esperanzador, pero también aturdidor, pues literal tu corazón está dividido entre esa sensación esperanzadora y la indescriptible sensación de alegría que produce un viaje, una aventura, la intriga de tu siguiente destino, la dicha de encontrar tanta gente linda en el camino y sencillamente no quieres parar. 

Por eso es difícil el regreso, aún no se como equilibrar tanta contradicción!!

Los últimos días estaba muy ansiosa, ya quería estar en casa, pero también tenía miedo, habrían proyectos que por cosas de la vida (como siempre y para no aburrirlos con novelas) estaban cerrados y que sabía generarían un vacío inmenso difícil de llenar, o mejor dicho imposible, pues cada camino es tan diferente como personas diferentes caminan en él. Son choques que tal vez individualmente son más fáciles de soportar, pero cambiar 6 meses de aventura por una vida tranquila, tal vez monótona y sin ese proyecto parecía un regreso desesperanzador y que por momentos me hacía querer salir corriendo del aeropuerto de regreso a la casa de Ángel.

En escala en Florida, y cuando ya no había nada que hacer, pues salir corriendo del aeropuerto en Florida no parecía una buena opción para mi, sucedió que el avión que nos traería a Bogotá ya había salido. Por suerte, la aerolínea asumió su responsabilidad por el retraso que había tenido el anterior avión y nos dio una habitación en el Sheraton, saldríamos hacia Bogotá al día siguiente en la mañana. El panorama parecía terrible! Un día más!!! y yo solo quería estar en casa, con mi mamá y mi familia desde hace como una semana (pese a los sentimientos encontrados). No quería más sobresaltos, mi actitud viaje ya había terminado hace unas horas o tal vez días… No quedó más que tranquilizarse y soportar la espera del trámite burocrático que nos llevaría a un hotel y nos daría almuerzo y comida para ese día. 

Nos enviaron a uno de eses hoteles en los que solo he estado  por ese mismo tipo de retrasos que no son mi culpa. Una habitación solo para mi, una cama inmensa, una tina... las circunstancias me indicaron que tal vez lo que pasaba era que antes de llegar debía descansar un poco, reflexionar y tomar mucho aire; algo que si hubiera dependido de mi no hubiera sucedido nunca. 

Descubrí que pese a parecer aburrido estar en ese hotel, que además contradecía completamente mi espiritu de viaje, después de todo era otra aventura, no todas las aventuras son con barro, cansancio y dificultades, también es una aventura explorar tus sentimientos, tus miedos. Ese viaje hacia dentro es supremamente necesario y revelador. 

Así que me relajé y tomé un baño de espuma. Aún habían vestigios en mi cuerpo del viaje en bici, toda la "suciedad" que habíamos acumulado en nuestra piel en tres meses de carretera, de polvo, de no tantos baños como los acostumbrados. Era curioso el momento en que se revelaba, justo antes del regreso, era como una oportunidad para dejar lo que se podría llamar "malo" y retornar como "nueva". Recordé todas las dificultades y las asocié con los vestigios que salían de mi piel, era eso lo que se iba. Pero había algo muy claro también, habían muchas cosas que se quedaban y a un nivel mucho más profundo que mi piel, en mi corazón, en mi memoria, en mi historia. Se quedaba la experiencia, un sin fin de moralejas (muy bien aprendidas porque venían de experiencias reales que yo misma habia "sufrido"), momentos, fotografías mentales, personas increibles, una Laura mucho más fuerte, decidida, optimista y con más sueños.

A la llegada me esperaba mi madre como siempre y algunas tías. Que emoción de verlas!!! comprobar que más allá de como nuestras vidas particulares han sido diferentes siempre podemos contar las unas con las otras y tener una vida en común. Esa tarde descansé y reconocí los cambios y olores de la que ha sido mi casa por casi toda mi vida. También me enteré de que el día anterior había una fiesta sorpresa esperando por mi para celebrar mi cumpleaños y mi regreso, la cual además se tuvo que desarrollar sin mi... No todo puede ser perfecto.  

Al día siguiente mi mamá me había invitado a almorzar, supuestamente solo con mi compañera de viaje, Laura J, pero no, resultó ser una fiesta sorpresa, bien sorpresiva,  con algunos de mis amigos e incluso ex amigos, que lindo momento!!! Estuvimos hablando un buen rato y comprobé lo placido que es pasar tiempo con ellxs, ya conocemos nuestras historias, nuestras ilusiones, debilidades y tenemos una hermosa historia de amistad en común, lo que hace fantastico volver a verlos y reafirmar que son parte de mi vida. Más allá de la distancia sabemos que habrá un feliz reencuentro.

La semana siguió con más reencuentros, altos y bajos. Conocí un nuevo proyecto en el que estaré trabajando este año y así poco a poco las cosas se equilibraron y empece a descubrir mi lugar y mi camino aqui de nuevo. Tanto así que una semana después siento que ya soy parte de este lugar, empiezo a sentir que los altibajos pasaron y que estoy lista para volver a mi vida acá en Bogotá, esa que siempre extraño cuando estoy viajando. Eso si, mientras que empieza la siguiente cicloventura. 

:)