domingo, 15 de febrero de 2015

✩ El llamado de los Misak

El llamado de la montaña es la reunión de eco aldeas de Colombia que se realiza cada año con el fin de dialogar sobre temáticas como educación, ecología, ancestralidad, asentamientos sustentables y crear redes. Es una minga de pensamiento y territorialidad. 

La primera vez que asistí a este evento fue en el 2013, lo mejor de haber asistido fue conocer personas que ahora son muy buenos amigos y con quienes tenemos proyectos en común. Esta vez nos pusimos de acuerdo para ir juntxs.


Felices rumbo al Llamado
El evento se desarrolló en la Universidad Misak en el departamento del Cauca al sur occidente de Colombia, en un municipio llamado Silvia cerca de Popayán, ciudad que aprovechamos para conocer en nuestro camino al Llamado. 



Popayán, ciudad blanca de Colombia
De Popayán fuimos en bus a Piendamo como a una hora de Popayán, allí tomamos otro bus para Silvia. De entrada me encantó este pueblo. Era martes, día de mercado y estaba lleno de misaks, fue super bonito el cambio de paisaje, recordar lo diverso que es este país al oír su lengua, ver sus trajes y poco a poco ir introduciéndonos en su mundo con curiosidad y profundo respeto ante las diferencias. 

Ahí tomamos un jeep que compartimos con varixs misak y que nos llevaría a la Universidad indígena. El ultimo trayecto era una corta caminata, ya sintiendo el aire fresco de una tierra cuidada con tanto amor por los misak, el sonido del río, el verde profundo y las imponentes montañas. 


Universidad Misak
Esa noche nos familiarizamos con el lugar donde estaríamos los siguientes cinco días, armamos carpa y los indígenas misak nos hicieron un refrescamiento, una especie de limpia que duró más o menos dos horas y que era fundamental para ellos ya que estaban llegando demasiadas energías a su territorio, así que había que limpiarnos y pedir permiso para estar allí, algo inimaginable para muchos occidentales y un ejemplo de su entendimiento y profundo respeto por la madre tierra.  




Al otro día empezó el llamado. Iniciamos preparando unos huecos para la minga de siembra de árboles, estuvimos trabajando solo como por una hora, pero fue suficiente para que en nos salieran ampollas en nuestras manos citadinas. Ya empezaba la vida en comunidad, eramos más de 200 personas con las que compartíamos baños, cocina, lavaplatos, zona de camping. 




En la ceremonia de apertura un representante de los misak nos habló sobre los objetivos de la Universidad, los cuales son recuperar sus principios ancestrales, sus conocimientos y modelo propio (su modelo de organización desapareció con la llegada de los invasores en la conquista), así como fortalecer su identidad cultural. Fue maravilloso saber que los misak fueron quienes dieron la idea de que el Llamado se llevara a cabo en su territorio, una muestra de su intención de acercar dos mundos y fortalecernos los unos a los otros en el cuidado de nuestra madre tierra. Esa noche se repitió el refrescamiento, nuestras energías necesitaban mucho trabajo. 


Al día siguiente se iniciaron los consejos, participé en el consejo de educación. Primero se hizo un mapeo humano, bastante útil dado que allí habíamos personas de toda Colombia (Putumayo, Cali, Medellín, Ibagué, Tabio, Bogotá…) y de todo el mundo (Brasil, España, Chile, Dinamarca, Estados Unidos, Mexico, Uruguay…). En todo consejo había participación de los misak, en nuestro consejo estaba un taita quien nos contó sobre su lucha contra los ataques externos que buscaban sacarlos de su territorio y de sus costumbres; nos contó sobre cómo la religión católica invadió sus creencias de maneras violentas para implantar las suyas como única verdad; nos contó cómo quisieron "lavarles el cerebro". Pero también nos habló de como lucharon con valentía para sobrevivir y mantenerse en su territorio hasta hoy. Los misak dieron su vida por proteger ese territorio. De ahí la importancia de la universidad misak, cuya misión es recuperar gran parte de lo que les fue quitado. 



Visitantes y el taita
En el consejo se plantearon varias preguntas, dentro de ellas parecía una preocupación principal el recuperar la conexión con la naturaleza que en muchos mundos ha perdido toda importancia. En este aspecto el taita tenía mucho que aportar, pues los misak no la han perdido pese a todas las influencias que han tenido. Nos contaba que ellxs aplican algo que denominó el "aprendizaje de acompañamiento", los niños y niñas aprenden las diferentes labores al lado de sus padres, así mismo aprenden de la interacción con la comunidad. 

Los colegios y escuelas de sus veredas, lamentablemente funcionan bajo el modelo tradicional que usa nuestro Estado, lo cual ha empezado a cambiar poco a poco y esperan eliminar completamente pues no es acorde a sus usos y costumbres, ni con su manera de entender su entorno. Esperan tener pronto sus propios profesores, aunque ya hay algunxs, esperan que se llegue a que todxs los maestros y maestras sean misak. Dificilmente se volverá al modelo originario, pero sí se avanzará en la lucha por la recuperación de sus usos y costumbres, en lugar de que se tengan que adaptar a un modelo que no es propio y que ni siquiera funciona en el contexto donde surgió.


Cada noche era mágica. El Llamado estaba llenó de artistas, los misak nos presentaban sus danzas típicas, sus grupos musicales de carranga y música andina que siempre prendían la fiesta y los demás asistentes presentaban números de malabares, canto, cuentería y teatro. 


En la segunda sesión del consejo de educación se presentaron propuestas alternativas y no tan alternativas de educación. Entre ellas la Escuela de innovación social en Chile que busca crear agentes de cambio, la universidad Gaia, el colegio Alas de Cali que trabaja con pedagogía Waldorf y conocimos una parte de la vida de los muiscas, quienes aún no dividen los aspectos de su vida como nosotros, así que se podría decir que su educación pasa en todo momento de su vida, incluso desde antes de nacer, se podría llamar "educación natural". 

Tejiendo palabra al lado del fuego

El sábado estaba destinado a la gran minga. Salimos como hacía las nueve en una marcha de silencio, que nunca fue de silencio, hacía Silvia. Allí tomaríamos una chiva que nos llevaría a otra parte del territorio misak para la gran minga de siembra de árboles. Mientras esperábamos el segundo viaje de la chiva hicimos danzas de paz en el parque :) 






La minga fue impresionante, se sembraron más de 800 árboles y todo se hizo en trabajo en equipo. Del lugar hasta donde llegaban los carros con los árboles, hasta el cauce del río donde serían sembrados había tal vez un kilómetro o más, así que se hizo una cadena de personas super grande para poder llevar los árboles hasta allí y sembrarlos. La fuerte lluvia que cayó no fue ningún impedimento para que la minga fuera un éxito. Allí estábamos, muchos mundos trabajando juntos. 

Cadena de personas
Nuestro amigo misak

El cansancio de la gran minga no fue impedimento para que esa noche hubiera una gran fiesta de despedida, de nuevo al ritmo de hermosa música andina. 


Danzas de cierre 

El evento se cerró con unas poderosas danzas de paz y una plenaria a la cual asistió el gobernador del pueblo misak, quien pese a que no podía recordar el nombre del evento nos dejó claro su interés en acercar dos mundos distintos y trabajar juntos: "esto es nuestro, también es de ustedes". Y creo que ese fue el logro más grande de este Llamado, acercar dos mundos, mostrar - ojalá al mundo- que las diferencias no son razones para generar conflicto y aislamiento, sino todo lo contrario, son razones para acercarnos, complementarnos y trabajar juntxs, así que es hora de dejar atrás el pasado y oír el Llamado de los misak que nos invitan a conocerlos y a luchar con manos unidas por lo que es nuestro. 



Creando redes
Los misak dejando huella en nuestros corazones