martes, 1 de septiembre de 2015

✩ La vida normal

Después de viajar en bicicleta por tres meses, viviendo casi en libertad total, supuestamente era el momento de volver a la vida “normal”. Regresé a Bogotá, donde he vivido casi toda mi vida, traté de retomar mi vida allí, buscar un trabajo y planear el camino a seguir. Aquí un poco sobre lo que pasó:

Empecemos con eso de buscar un trabajo. Quisiera que alguien me explicara cómo funciona eso de la experiencia laboral, cómo se consigue experiencia si uno nunca encuentra trabajo... para mi por ahora es un completo misterio. A la final resultó ser misión imposible encontrar un trabajo adecuado para mi (una persona con sueños y ideales y un poquito terca). Después de tres meses buscando, después de caer en estafas, desesperarme y resignarme, decidí entrar a un call center pues era prácticamente la única opción para poder ahorrar algo de dinero para el próximo viaje (por supuesto!).

Dejando de lado todo lo que implica un call center (mano de obra barata en el tercer mundo), trabajar allí fue toda una experiencia que en general califico como positiva, no porque me haya gustado, no porque los horarios o el pago fueran buenos, no porque el abuso de la mano de obra barata en países de tercer mundo sea justa, sino por haber tenido la oportunidad de conocer una nueva realidad, la realidad laboral colombiana o del mundo. Al menos di con una empresa que tenía una "filosofía alternativa" dentro del espectro empresarial, según ellxs tratan de generar un ambiente amigable para los trabajadores de manera que seamos más productivos ("¡Súper queridxs!" (sarcasmo)), pero supongo que hay lugares peores.  En fin, considero que he sido afortunada al liberarme de la jaula mental de que lo único que vale la pena en la vida es ser una trabajadora exitosa y construir una carrera laboral, y como también tenía claro que lo que quería era ahorrar dinero para viajar, cualquier trabajo me venía bien para cumplir ese objetivo y entre más rápido empezara mejor. Así que sin muchos remordimientos y pensando siempre en mi meta pasé casi tres meses allí, tres meses trabajando casi sin descanso.

Trabajar allí me abrió los ojos, pude ver realidades que de otra manera no hubiera conocido, supe lo que es vivir en una ciudad tan grande y ser esclavx de ella. La vida en la ciudad puede ser realmente dura y con mucho drama si no se sabe conllevar adecuadamente, especialmente si estamos hablando de una ciudad tan grande como Bogotá. Empecemos por el transporte: si uno no vive cerca del lugar de trabajo es un verdadero drama, significa estar más o menos 2, 3 o incluso 4  horas de tu día en un bus (generalmente de pie y espichadx), mucho estrés, contaminación... es aquí cuando digo que puede ser un verdadero drama. Sin embargo, hay maneras de hacerlo más llevadero, en mi caso, mi amada bicicleta y el hecho de haber entrado a trabajar en un lugar cerca de mi casa me ahorraron buena parte del drama. Creo que este es un factor que hay que tener en cuenta a la hora de encontrar un trabajo, sé que muchas veces parece que no hay opción y otras muchas en verdad no la hay, pero es muy importante al menos intentar tenerlo en cuenta pues puede influir ampliamente en nuestra calidad de vida y que puede haber más importante que eso. No es saludable trabajar ocho horas y pasar tres horas transportandose, una vida así puede llegar a ser altamente depresiva.  

Continuemos con el asunto del sueldo. Es aquí donde debo reiterar infinito agradecimiento con la vida que me ha puesto en una situación privilegiada de manera que podía satisfacer mis necesidades y cumplir mis metas satisfactoriamente con ese sueldo. Los salarios realmente son muy bajos, no pensando en mi estilo de vida, pues para mi podría ser más que suficiente para pagar una habitación, comer y salir de vez en cuando ya que no tengo mayores obligaciones, pero para otras personas las cosas pueden ser mucho más complicadas y realmente me les quito el sombrero. Muchxs trabajan y estudian, otrxs tienen hijxs, tienen que pagar transporte (porque por x o y motivo no pueden usar bicicleta), colegios, arriendo y alimentación con ese mismo sueldo. ¿Cómo lo hacen? No tengo ni idea, pero tengo el presentimiento de que implica renunciar a muchas cosas y encerrarse en la monotonía. Además es un sueldo que garantiza mínimas posibilidades de progresar. Para mi significaba estar muy cansada y no poder trabajar mucho en mis proyectos personales, que realmente son más importantes, pero finalmente no pasaba de ahí, no tenía obligaciones y a la final no era más que un pequeño sacrificio para cumplir un sueño, para otros ese trabajo es casi la vida misma. 

Esos son por encima, sin mayor análisis y partiendo de mi experiencia personal algunos de los pormenores de la vida laboral en Bogotá, pero claramente al estudiar la situación con detalle uno se daría cuenta de lo complicadas son las cosas hoy en día, de las profundas fallas de este sistema para proporcionar calidad de vida y hacer las cosas más justas para todxs y de cómo las cosas tienden a empeorar. La ciudad parece absorber el alma, los sueños, ilusiones y maneras de ser, convirtiéndonos en máquinas y clasificándonos de acuerdo a los intereses del sistema. La conexión con la naturaleza se ha perdido completamente y  a nadie le importa. Y el camino de escape parece ser más espinoso. No estoy queriendo decir que haya descubierto algo nuevo, es solo mi choque con la realidad, con la vida normal a la que había estado escapando.



Lo importante de esto es que, pese a que es complicado vivir la vida normal, hubo un montón de descubrimientos, afirmaciones y aprendizajes. Me siento feliz de haber salido ilesa, con los sueños intactos y decidida a seguir buscando alternativas y a ayudar a construir nuevas para todos. Confirmé que definitivamente esa no era la vida que quiero, y que construir una alternativa no sería nada fácil, que tengo que pensar muy bien lo que quiero hacer y trabajar duro para conseguirlo. Sin embargo, también tengo claro que aún no estoy suficientemente segura de qué es lo que quiero, que tengo que conocer muchas cosas más antes de decidir lo que será el futuro, si es que en algún momento decido decidirlo. Mientras tanto quiero seguir conociendo otras maneras de ser, de vivir, otros paisajes, otras personas, otros proyectos. Seguir conociéndome, aprendiendo y probando diferentes opciones. No estoy posponiendo nada, por ahora ese es mi proyecto de vida.