Como les contaba en el anterior post (Un país donde caben muchos mundos), nuestra visita a México fue toda una escuela de vida, pero tal vez lo que no mencioné fue por qué terminamos nosotrxs seis viajando en México. Pues todo empezó realmente porque un compa que anda muy pendiente de las noticias zapatistas nos contó que iban a hacer una escuelita para que gente de todo el mundo fuera a conocer qué es eso del zapatismo y pues nosotrxs muy interesadxs en conocer alternativas a este mundo capitalista -haciendo un esfuerzo por reducir todos nuestros problemas en una palabra-, decidimos inscribirnos. Nos presentamos como la Preuniversidad Tunjuelo Popular (Tunjuelo.com) y nos aceptaron, así que nos encaminamos hacía el norte con toda la ilusión del mundo, pues tanto habíamos oído y soñado con los zapatistas que parecía mentira que fuéramos a poder conocerlos y aprender en vivo y en directo cómo es que están construyendo un nuevo mundo y esparciendo montones de esperanza por todos lados.
De nuevo les comparto el articulo que escribió un compa sobre nuestra experiencia:
Nuestra primer acercamiento a lxs zapatistas fue en el caracol de Oventic (lxs zapatistas tienen organizados sus territorios en cinco caracoles) para la celebración del aniversario de los zapatistas que se celebra cada 1º de enero. LLegamos a la puerta del lugar de la celebración sin haber sido invitadxs, sin saber si íbamos a poder entrar o si después de como cuatro horas de viaje nos íbamos a tener que devolver por donde fuimos. Estuvimos un buen tiempo esperando en la puerta a que nos atendieran, nos hicieron unas preguntas, llenaron un formulario y luego se fueron con la información, nos dejaron esperando otro buen rato y finalmente regresaron con la noticia de que sí podíamos entrar!
Una vez adentro no teníamos ni idea de cómo funcionaban las cosas, algo nos decía que no iban a haber hoteles o algo similar, así que veíamos un futuro bien incierto y un poco negro, pues hacía demasiado frío, apena veíamos por donde caminábamos pues había muchísima neblina. Afortunadamente lxs zapatistas estaban preparadxs para la llegada de no invitadxs y habían destinado una especie de salón-kioko inmenso para hospedarnos, allí dormimos de seguro más de 150 personas, todos pegaditos, casi no se podía pasar en medio de los "colchones" o en algunos casos "bolsas" que hacía como colchones en el caso de quienes estaban menos preparadxs.
Todo el ambiente era de fiesta, todo estaba dispuesto para la gran celebración, desde temprano estuvieron tocando bandas (incluso un rapero colombiano tuvo su oportunidad), pero predominaba la música norteña. Yo casi no podía creer donde estaba, parecía mentira estar en la tierra de lxs encapuchadxs, ver sus trajes, oír sus diferentes idiomas, ver todas las pinturas zapatistas por todos lados, ver en vivo y en directo la construcción de su autonomía, era sorpresa tras sorpresa.
Una vez adentro no teníamos ni idea de cómo funcionaban las cosas, algo nos decía que no iban a haber hoteles o algo similar, así que veíamos un futuro bien incierto y un poco negro, pues hacía demasiado frío, apena veíamos por donde caminábamos pues había muchísima neblina. Afortunadamente lxs zapatistas estaban preparadxs para la llegada de no invitadxs y habían destinado una especie de salón-kioko inmenso para hospedarnos, allí dormimos de seguro más de 150 personas, todos pegaditos, casi no se podía pasar en medio de los "colchones" o en algunos casos "bolsas" que hacía como colchones en el caso de quienes estaban menos preparadxs.
Un poco de hacinamiento no hace daño |
El 31 de diciembre empezó la celebración, primero entró el ejercito zapatista, se cantó el himno de México y el himno de lxs zapatistas, luego una comandanta dio unas emotivas palabras describiendo lo que ha sido la lucha zapatista desde 1994. Después vinieron las consignas y la fiesta, la primera de muchas que estaban por venir, pues pudimos notar que el movimiento zapatista se caracteriza por la alegría en la resistencia.
El 1º de enero salimos temprano hacía San Cristobal a hacer la segunda inscripción en el CDCI. Los buses hacía nuestros respectivos destinos (caracoles) saldrían ese día en la tarde y al día siguiente. A cuatro de nosotrxs nos correspondió en La Garrucha, otro en Morelia y otro en La Realidad (como a 8 horas de viaje desde San Cristobal).
Todxs terminamos saliendo al día siguiente, nos dijeron que estuvieramos allí a las 7am pero en realidad salimos como a las 2pm. Salimos en caravana de camiones, era increíble la cantidad de gente que había, más o menos 5.000 personas y más sorprendente aún que los zapatistas pudieran transportar exitosamente a toda esa gente (haciendo posible lo imposible).
Yo, muy convenientemente me enfermé desde Oventic y después de cinco horas en el camión recibiendo todo el viento y el sereno, llegué más enferma, pero con toda la intención de vivir la experiencia de la mejor manera. Con las personas del camión nos hicimos muy buen parche, no faltó conversación en el recorrido, así que fueron cinco horas muy agradables.
Una vez asignadxs todxs los guardianes empezó la bievenida: himnos, palabras, consignas, frijoles y nuestra segunda fiesta en territorio zapatista.
Cada comunidad tenía asignado un lugar para dormir en el caracol y al día siguiente saldríamos temprano para nuestras respectivas comunidades, en nuestro caso a Queretero, a más o menos una hora del caracol. Nuestro grupo estaba compuesto mayoritariamente por mexicanxs, habían dos ingleses, una argentina y yo. Todxs nos hicimos muy cercanos, no recuerdo por qué, pero nos terminamos llamando "Lxs de la 22".
La bienvenida de nuevo, fue super bonita, nos estaba esperando todxs los zapatistas de la comunidad con sus respectivas capuchas. Uno de los niños leyó unas palabras, cantaron el himno zapatista, el de Mexico, se hicieron las consignas y finalmente nos saludamos todxs. Fue un momento súper bonito, se notaba que estaban contentos y que estaban abriendo de corazón sus hogares a nuestra visita.
Encuentro de muchos mundos. |
La casa de los compas Victor y Carmen |
Los días transcurrieron muy tranquilamente. Me dedicaba a leer los libros que nos habían dado (cuatro libros como de 60 páginas que teníamos que leer durante los 5 días que estaríamos allí), a hablar con el compa Victor, a caminar por los alrededores y a visitar las demás familias, era como vivir en una ecoaldea. Yo era afortunada por tener televisor en la casa, y de que el compa Victor fuera un fanático de los documentales zapatistas, así que varias noches tuve la oportunidad de verlos y lxs otrxs compas venían de visita para verlos también.
Tuve la oportunidad de aprender a tortear con la compa Carmen, mi modelo de mujer tzeltal y quien me sorprendía bastante: se levantaba todos los días como a las 3 o 4am a hacer tortillas y se la pasaba en esas como hasta las 4pm, cuando terminaba de hacer las de la cena, ella misma molía el maíz en el molino, lo cual comprobé que no era nada fácil, pues el molino era súper duro. Era complicado para mí comprender que ella estaba en la cocina todo el día, todos los días de su vida. Aún no sé como asumir ese hecho, teniendo en cuenta que es una cultura diferente, otro mundo.
Onces zapatistas |
El ultimo día nos invitaron a unas onces deliciosas en la casa de uno de los compas, nos ofrecieron envueltos y café (incluso tenían opción vegetariana ☺ !!!). Después nos dijeron que esa noche era la despedida, así que teníamos que preparar algo para el cierre. Hicimos unas manitas en papel con mensajes de agradecimiento y cada uno diría unas palabras.
Mi hermana Cintia |
Al día siguiente volvimos a la Garrucha, la siguiente parte de la escuelita era clase magistral. En el día hubo jornadas de preguntas y discursos por varixs compas de las Juntas de Buen Gobierno.
Cómo poner atención a la clase con esta ternura al frente :S |
Yo seguía muy enferma de la garganta, así que me llevaron a la clínica de la Comandanta Ramona donde me atendieron 3 médicos, demostrando que todo se hace en colectivo, estuve en consulta como por media hora, sin embargo no entendí nada, hicieron junta médica sobre mi caso en tzeltal, al final me dieron unas pastillas y por alguna razón al poco tiempo me sentí mejor....
Ya en la noche seguía la despedida y la fiesta para variar ☺. La ""22"" fue el parche más animado de la fiesta. Y así terminó el ensueño zapatista.
Salimos a las 4am de regreso a San Cristobal, regresamos con todo el espiritú de colectividad, hasta la enfermedad se hizo colectiva, hubo grandes retrasos pues por alguna razón todo el mundo regresó enfermo del estómago y los camiones tuvieron que parar varias veces (de milagro yo me salvé de esa).
Regresé para siempre agradecida, inspirada y enamorada del movimiento zapatista.
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